viernes, enero 30, 2009

Sobre el poder de los pantalones...

Voy a ser sincera ante todo...
Estuve tiempo dándole vueltas al tema... Reuniendo material pertinente... Cotejando casos... Trabajando en mis estadísticas...
Puedo afirmar que no se trata de una cuestión de género... Ni de edad... Ni de sector socio-económico...
Si bien, la sabiduría popular de antaño nos prevenía sobre cómo tiran más que una yunta de bueyes, es justo decir que del otro lado también es posible encandilarse y perder la elegancia, la ubicación y la paquetería al dejarse arrastrar por un par de pantalones...
(Nótese la delicadeza con la que abordo el tema... Podría despacharme con términos y expresiones bastante gráficas pero que descenderían del nivel que quiero mantener... je je... A buen entendedor...)
Y sí...
Que sucede, sucede... Pueden invocarse como atenuantes:
- la soledaT, uy dió, toy más solo que la una...
- la estación del año que se transita (en invierno porque el frío me pone carinioso/a, en verano porque la calor me postra, en otoño porque me vengo melancólico/a y en primavera porque se me alborotan las hormas... Já...)
-como diría LA Paula, que el roce engendra carinio (re já)
- etc etc etc...
La cuestión es que por acceder/poseer/disfrutar/probar un par de pantalones (por su resheno, bah) puede perderse un reino, una amistaT o producirse un distanciamiento/vacío, muy difícil de enshenar... O sea...
Agreguemos que si la experiencia no resulta tan feliz como se esperaba, loparió... Qué mal ojo p'al riesgo y la inversión...
Y bueno... Cada uno que se haga cargo y juegue de frente manteca...
Seducir, desear seducir, aproximarse a alguien, es lícito, bueno, sano, natural, lo jodido es el serpenteo, el cuenteo, el insultar la inteligencia y la sensibilidad del otro...
¡Chin pun!

No hay comentarios: