domingo, enero 25, 2009

Sobre las distancias y las cercanías

Qué misterioso es todo esto... Estar cerca geográficamente y sentirse lejos... estar a muuuuuuuchosssssssss kilómetros y sentirse sin embargo ahí... El asunto son los revoltijos que se arman dentro Las palabras a veces son como redes que conectan, puentes que se tienden, sí, es cierto... Pero cuando los sentimientos son tan intensos y nos desbordan... La dicha, la duda, la pena... Ahí no son suficientes, no alcanzan, sus bracitos se acortan y estamos a años luz... Por ejemplo, la frontera del dolor es un territorio muy delicado de atravesar, porque pertenece a la intimidad del otro a su sancta sanctorum... Aunque el corazón se nos parta somos espectadores, simples espectadores, es el otro el protagonista artífice de su momento, dueño de su dolor, sólo podemos acompañarlo a una distancia digna (no prudencial, prefiero digna, que lo valore y respete en su libertad) Están los gestos que llegan donde las palabras no alcanzan, sí. Está el abrazo estrecho, la mano en el hombro, tomar la mano, cruzar una mirada... Pero cuando no estás junto al otro... ¿Cómo se hace? ¿Cómo hacés para darle un abrazo? ¿Será que cerrando los ojos y contactando con tu corazón y buscando el camino hacia el corazón del otro? ¿Será que deseando profunda e intensamente YA estás ahí? No se puede abordar así, desde el hemisferio izquierdo... ya sé... Es que me cuesta desactivarlo... Siguen resultándome un misterio las distancias y las cercanías, las vivo, las siento, existen, me asombran y me maravillan... (y a veces me desconciertan...
(Esto lo publiqué en mi página de Netlog el miércoles, 7 de noviembre del 2007 a las 10:17 y está en: http://es.netlog.com/mumycronopio/blog/blogid=1229211)

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