Cuando uno no quiere, dos no pueden...
Parece una soberana taradez pero es una verdad suprema... Y no de posho... ;-)
El tiempo pasa y vamos aprendiendo, creciendo... Miramos para atrás y encontramos algunos entuertos, algunos nudos que quedaron sin atar o sin desatar...
A medida que nuestra comprensión se estira, esa maduración es lógica, como desear reparar o echar luz, o dejar los capítulos cerrados, pero en paz, es parte de la propia sanación... Sin embargo no siempre existe una feliz coincidencia y una apertura al diálogo. Juguemos a ubicarnos de los dos lados... ¿Sentimos temor de que el otro pueda reclamarnos?¿Tenemos miedo de sufrir?¿Qué hace que nos aferremos, envenenándonos?¿Por qué cerramos así las puertas al diálogo? ¿Por qué elegimos quedar enojados, heridos, ofendidos?¿Por qué no podemos ver las cosas desde otro ángulo?Quedar en paz, al menos, sin lastres...

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