Estos días vine incubando una reflexión... Charlaba con mis hijos, con amig@s y parte de lo que compartíamos "se separaba" del resto e iba a encontrarse con un pequeñísimo montoncito que iba creciendo y tomando forma...
Estaba en el fondo, sola, recogiendo del suelo los restos que irían a parar a la bolsa de residuos, concentrándome en discriminar una ramita seca de un pedacito de papel, un cascote, una tapita, cuando de pronto, salió solito, como una pompa de colores flotando ascendente....
A veces terminamos convirtiéndonos en lo que detestamos... ¿O será en realidad que "detestar" es una forma reactiva de rechazar de plano esa parte nuestra que no queremos que salga a la luz?
Me voy a seguir limpiando el fondo, en una de esas pesco otra idea peregrina y vengo corriendo a compartirla antes de que "se me vuele" ;-)
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