Día a día, momento a momento, estamos haciendo.
Construyendo pensamientos. Imaginando ideas. Gestando proyectos. Accionando. Poniendo manos a la obra. Hacemos cosas... Estamos ocupados... Nuestra atención puesta en llevar a cabo los planes trazados, en lograr que la improvisación resulte "redonda" y nos permita "salir del paso"...
Vamos coleccionando, sin querer, listados de rutinas que se van cumpliendo a diario... Nuevas actividades que se van sumando... Obligaciones. Responsabilidades... La torre que se apila por momentos pesa, asfixia, asusta, amenazante, parece cobrar vida, advertirnos que se tomará su libra de carne, inexorablemente...
Mientras tanto, la vida se va escapando silenciosa en un hilito delgado, constante, como si fuésemos un globo que se va desinflando poco a poco...
No es lo mismo cargarse el mundo en la espalda como un compendio de obligaciones que emprender cada instante desde el amor...
Hacer cada cosa POR AMOR, DESDE EL AMOR, CON AMOR...
¿En cuántas cosas nos enganchamos por obligación, por quedar-bien-con, porque los demás esperan que las hagamos?
Busquemos muy profundo, dejemos que el amor se abra paso y renueve, vivifique y transforme el modo de seguir trabajando pero desde otro lugar, un lugar que nos dé vida, nos rejuvenezca desde adentro y nos proporcione alegría y paz...
No hay comentarios:
Publicar un comentario