Charlaba con un@s amig@s en una de esas treguas de mate y mate. Un@ habló de sus penas de amor y otr@ se prendió acotando sobre sus sentimientos y los de su pareja. De pronto observé que estaba teniendo lugar un fenómeno muy interesante... La mesa se había llenado de conjeturas, suposiciones, especulaciones sobre los sentimientos de las parejas y amores ausentes... ♥♥♥ Uy uy uy... ¡Peligro!¡Peligro!¡Peligro! Pero qué jodida de mierda que soy, pensé... Nooooooooo, no es por jodida de mierda, es por haber estado en ese lugar y haber sido incorrectamente juzgada, mal interpretada, tal vez por no saber dar señales, por no saber cómo hacer para expresar lo que de veras sentía y callar sin dar evidencias... Y recuerdo haber sufrido, que era doloroso, como dice ese poema de Di Centa, Leonor de Aquitania (Lo agregaré al final para quien no lo ubique) Me quedé dándole vueltas a cómo son de importantes las señales, dar señales para que el otro pueda orientarse hacia nosotros... Decir a la persona que queremos cuánto la queremos, ahorrarle ese sufrimiento patológico de estar en un cono de sombra sin saber... Librarla de la tentación de hacer conjeturas, suposiciones y especulaciones tan inútiles como estériles... Me costó aprender a expresar, creo que el hecho de haber perdido seres muy queridos hizo que comprendiera de prepo el valor y la urgencia de darle lo suyo a cada momento, de no dejar nada en el tintero, de estar al día con esto de explorar los propios sentimientos y regalarle a quien corresponde lo suyo... Porque lo que sentimos por el otro ya no nos pertenece... En realidad es suyo... ♥♥♥ Somos humanos, necesitamos de estas señales para saber qué hay del otro lado... Recibirlas, claro está, por supuesto, pero darlas... Ser honestos y sinceros, veraces y transparentes sin engañarnos ni engañar a nadie sobre lo que sentimos...
Sigo rumiándolo pero les dejo Leonor de Aquitania, de Di Centa:
Qué doloroso es amar y no poderlo decir.
Si es doloroso saber que va marchando la vida
como una mujer querida que jamás ha de volver.
Si es doloroso ignorar dónde vamos al morir,
más doloroso es amar y no poderlo decir.
Triste es ver que la mirada hacia el sol
levanta el ciego, y el sol la envuelve en su fuego
y el ciego no siente nada;
Ver su mirada a la luz indiferente,
y saber que eternamente
la noche va en su pupila bajo el docel de su frente.
Pero si es triste mirar y la luz no percibir,
más doloroso es amar y no poderlo decir.
Conocer que caminamos bajo la fuerza del sino,
recorrer nuestro camino sin saber a dónde vamos...
Ser un triste peregrino de la vida,
en el sendero no podernos detener,
por ir siempre prisioneros del amor o del deber...
Mas si es triste caminar y no poder descansar
mas que al tiempo de morir,
más doloroso es amar y no poderlo decir.
Vivir como yo soñando cosas que nunca vi,
Y seguir, seguir andando sin saber
por qué motivo ni hasta cuando...
Tener fantasía y vuelo que pongan al cielo escalas,
y ver, que nos faltan alas que nos remonten al cielo...
Mas si es triste no gozar lo que podemos soñar,
no hay más amargo dolor que ver a un alma morir
prisionera de un amor y no poderlo decir...
(Esto lo publiqué en mi página de Netlog el martes, 4 de diciembre del 2007 a las 13:25 y está en: http://es.netlog.com/mumycronopio/blog/blogid=1297917)
domingo, enero 25, 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)

No hay comentarios:
Publicar un comentario