♥ Sobre INCUBACIONES maravillosas ♥

El AMOR permite incubaciones maravillosas...
Atesorar, sí, guardar como un tesoro y mantener VIVO un flujo que late y se renueva...
Aunque dejemos de vernos... Aunque estemos lejos... Aunque no sepamos un detalle...
Había una vez un jardín muy cuidado...
Tenía hortensias, margaritas y esas flores como pájaros... Un sendero de lajas... Silloncitos para tumbar y armar casitas... Pasto donde el sol se desparramaba y retozaba asoleando la ropa limpia que "LA Beba" disponía prolijamente... Una hamaca donde pasábamos horas balanceándonos, un portón cantarín y buchón que aún en sueños a veces vuelvo a escuchar... Y un cielo enormeeeeeeeeeee lleno de estrellas que nos hacía cosquillas mientras jugábamos a correr bichitos de luz en las noches de verano...
Había una vez una vereda frente a las vías del tren, y bancos improvisados de troncos para jugar a hacer equilibrio o sentarse a caballo a compartir secretos...
Y estábamos nosotros jugando al elástico, a las esquinitas, a la mancha, faltando al cole cuando podaban los árboles y la calle se cubría de ramas para jugar a escondernos...
Y Cici, Claudia, Fernando, la Ñaña y María Belén chiquitititititaaaaaa más chiquita que Juan Claudio y Paula (Juan Manuel es del '70, se quedó fuera de esta experiencia bella)
¿Cuántos años pasaron? Uffffffffffffffffffff....
El afecto siguió incubando... Y llegó el momento. Aquí y ahora.
La tecnología que permite poner un apellido en una página de internet y localizar un domicilio posible y las ganas enormesssssss de reencontrarnos, de abrazarnos, de ver que crecimos, envejecimos, nos pasaron cosas pero estamos VIVOS, luchando...
Y el amor nos alimenta y aún hoy podemos reirnos y correr bichitos de luz bajo el cielo de verano...
Gracias Fernando por este primer reencuentro y por la posibilidad de re conectarme con la Ñaña muy muy muy prontooooo