Disposición, paciencia, apertura, tiempo, para observarnos seria pero amorosamente y rastrear nuestros movimientos internos... para abrirnos paso y seguir creciendo... Como la flor de loto que viene desde el fondo, desde el barro, pero se abre en la superficie, sobre el agua, proyectándose hacia la inmensidad...
Sin desprendernos de lo que traemos pero trabajándolo, para poder seguir creciendo...
A veces hay que desandar pasos, saber pedir disculpas, poder dar un abrazo, agradecer tiempo más tarde, cuando nos damos cuenta...
Todo debe ir acomodándose para aligerar el peso que vamos cargando y soltar los lastres nos permite movernos libremente...
Podemos romper barreras que nos impusimos y doblegar miedos que nacieron de nosotros mismos, desenquistar armaduras que nos calzamos para protegernos y se encarnaron oxidándonos el alma, asfixiándonos...
Podemos tomar una nueva bocanada y darnos a luz desde otras coordenadas...
Y seguir aprendiendo y compartiendo ese aprendizaje... No es casual que nos crucemos aquí y ahora. Algo tenemos para darnos...
Si nos observamos y hacemos silencio, seguramente podremos desentrañarlo...
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